Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2011

Capítulo 13

-¿De verdad existe ese mundo del que habláis? -le pregunté a Becer. Estábamos sentados en un puente colgante, bien sujeto, en la entrada de la cueva, a nuestros pies, el agua caía helada. Los demás estaban intentando encender una pequeña hoguera al resguardo, en un pequeño boquete en la montaña del claro. -Si. No mentiríamos... sería algo estúpido inventarse algo así para gastar una broma, ¿no crees? -me miró a los ojos con una chispa de gracia. Entonces, empezamos a reírnos, como dos adolescentes normales, como si realmente fuéramos de este mundo... y no de otro. Pero la diversión se me acabó cuando recordé una cosa. -¿Y mi abuela? Antonio me miró de nuevo a los ojos. -Tu abuela es fuerte, sabe lo que tiene que hacer. -Su mano me acarició la espalda con dulzura. Le miré y sus ojos intensos me miraban diferente, todo mi mundo desapareció, todo menos él. En ese momento no se me pasaba nada por la cabeza qué decir, pero si sabía algo que podía hacer... nos acercamos poco

Capítulo 12

-Te estás volviendo loco... no puedes estar hablando enserio. -Los ojos desorbitados de Carolina miraban al vacío. Becer le miraba como si lo que nos acababa de explicar fuese lo más natural del mundo. Yo pensé lo mismo que Carolina, Antonio se tenía que estar volviendo loco... no existían las hadas, ninfas, gnomos, elfos... por mucho que la gente se empeñara, no podían existir seres sobrenaturales... -No puede ser... esos seres sólo existen en los cuentos Antonio. -le dije muy convencida. -Las tres -dijo mirándonos a Ari, Carolina y a mí.- os desmayáis cuando entráis al cementerio, el cual es un portal muy importante en nuestro mundo, pero aun no estáis preparadas para entrar. Carolina, sé lo que puedes hacer, esto no es un comics, no haces lo que haces porque un acelerador de partículas te explotara, sabes como hacer para enterarte de si miento o no. Hazlo y lo descubrirás. Sabes que no miento. Aquí todos nosotros tenemos un pasado... -Terminó mientras miraba también a Carlo

Capítulo 11

Ni si quiera hubo tiempo de preguntar en el camino de casa hasta el cementerio. Cuando vi las puertas forjadas en hierro me quedé exhausta. Pero hubo algo que me impactó más, a lo lejos vi una larga melena castaña... otra vez. Estaba cruzando las puertas cuando de repente sentí un mareo y me desplomé en el suelo y al momento sentí las manos de Antonio sujetándome fuerte por la cintura. Recuperé el sentido, pude ver de nuevo, sentir mi cuerpo en movimiento y mi cabeza girando hacia la otra presencia. -Profesora... -murmuré.  -¿Cómo te atreves mal nacido? Tú no deberías de estar aquí. -Sabes que tengo el mismo derecho que vosotras... Señora. Entre medio de mi pelo y entrecerrando los ojos, vi como Carolina se quedaba blanca como el papel. -¿Qué? ¿Cómo me has llamado? -Sé quien eres y quien es ella. De camino viene Ariadna, por si no lo sabías. Entonces, se escuchó el murmullo de un motor a lo lejos, cada vez más cerca. Una moto. Quién lo conducía me sonaba...

Capítulo 10

De camino recordé quien era aquella chica, era la profesora... ¿Pero por qué huía Becer de ella? ¿Acaso la odia tanto por ser una simple profesora? No lo entendía... Llegamos a Arriate y como dijo, llegué sana y salva. Pero mi cabeza seguía aún con la idea de que Antonio escapaba de la profesora nueva. Pero, ¿por qué? -Espero que te haya gustado el paseo y que te haya servido para darte cuenta de que no soy tan malo como piensan algunos... -¡Claro que no! Jamás pensaría que tu fueras malo, un poco macarra por lo de la moto y eso, pero malo nunca.  Y volvió a ausentarse, como si lo que le acababa de decir le dejara pensando en si realmente era malo o no... Pero alguien como el no podía ser malo, era extraño, pero malo no. -Antonio... -el puso toda su atención en mí- ¿puedo hacerte una pregunta? -Claro, dispara. -¿Tanto dejaste atrás? Se quedó parado, pensando en lo que le acababa de preguntar. -¿A qué te refieres? -Dónde tú vivías antes... ¿tanto dejaste atrás para

Capítulo 9

-¿Estás asustada? -su voz estaba amortiguada por el ruido del viento, pero la escuché perfecta y melodiosa. Tuvo que ver el pánico en mi forma de agarrarle. -No... tan sólo quiero llegar ya. -Para eso tengo que ir más deprisa. ¿Aguantarías? -Llegaríamos antes, ¿no? pues dale marcha a esto. Vi por el retrovisor como Antonio ensanchaba su sonrisa a más no poder y giraba el manillar para coger velocidad. Entonces, un borrón de imágenes pasó delante nuestra he íbamos tan rápido que me sentía un ave en libertad. Y me vi a mí misma disfrutando de esa libertad. -¿En serio le hiciste eso? -Él me miraba como si no me viese capaz de eso. Pero no paraba de reír. -Claro que lo hice, se lo merecía. -¿Qué hizo para que le hicieses eso? -Bueno... la verdad, es que sólo eramos unas crías y no pensé que quemar su pelo largo y rubio tendría tales consecuencias. -Intenté llevar la conversación hacía otro lado. -¿Qué consecuencias? -Me expulsaron 2 meses y me castigaron otros