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Capítulo 33

-Déjalo, es una tontería... Sus ojos me suplicaban que me sincerase con el. No podía evitar ver su mirada así. -Por favor... cuenta conmigo. Sabes que no voy a juzgarte. Me pensé si decirle la verdad o mentirle, pero opté la mejor decisión de mi vida. -Una... cuando toqué la tierra, me sentí bien, en paz conmigo misma... -No podía continuar, las lágrimas se desbordaban por mis mejillas. -¿La otra? -Tú la sabes Becer... tú la sabes... piensa. -¿La otra? Suspiré. -Cuando te encontré en la Fortaleza y me abrazaste sin razón alguna... -Me costaba un mundo en decir esas palabras. -Contigo me sentí liberada, me siento liberada, siento que puedo ser real, que no tengo que dar otra imagen, que puedo ser yo misma... -Oh... mi pequeña... -¿Qué? ¿Mi pequeña? ¿Me ha llamado, mi pequeña? Y me besó... me cogió por la cintura y me besó... no lo podía creer, el ambiente, el aire, la tierra me daba la fuerza para continuar y ser valiente... todo iba acompasado con ese beso, ... era f

Capítulo 32

Sentí miedo cuando vi a Silvia correr, no sabia por qué ni qué le hizo dar la vuelta e irse corriendo de esa manera, la seguí y en mi vida la había visto tan hermosa como aquel momento... me situé un poco más atrás, curioso y expectante. Vi como se agachaba detrás de un arbusto y me fijé en que más adelante había un jabalí revolcándose en la tierra, fui a detenerla pero pensé que le vendría bien actuar por sí sola. Ni si quiera se dio cuenta que yo la estaba siguiendo y eso me divirtió.  Lo que vi después me desencajó por completo, sabía que ella tenía poder, pero no hasta ese punto. Era extraordinario verla tocar y sentir la tierra, cerró los ojos y su cuerpo empezó a iluminarse, lo que significaba que se comunicaba con la tierra, no se exactamente describir que fue lo que pasó, pero de repente el jabalí cerró sus enormes ojos y... murió. Simplemente murió. Mi pequeña consiguió comida de la manera mas bárbara que jamás había visto con mis ojos, encima, de una pieza como esa, un ja

Capítulo 31

Llegamos a un bosque provisto de cabañas, las cuales dejamos por fin atrás. Solo encontramos un pequeño merendero echa exclusivamente de hojas y ramas crecidas del mismísimo suelo. No me separe en ningún momento de los brazos de Becer, con el me sentía completamente segura, sentía que con él todo iba bien y que nada malo podía pasar. Sentía como sus brazos apretaban cuando yo respiraba muy profundo y como su manos me acariciaban inconscientemente cuando yo le abrazaba con más fuerza necesitando su apoyo. Nadie habló en todo el camino, hasta que la primera tripa empezó a sonar por el hambre, en ese instante nos dimos cuento del largo camino que habíamos hecho sin darnos apenas cuenta y del llanto pase a la risa. Becer me miraba como si estuviera loca, pero una risa más me acompañó, Ari. -¿Qué os pasa? -preguntó Carlos extrañado. Me solté de los brazos de Becer y caí al suelo junto con Ari y no sé en que momento pensééramos  en cuando nos conocimos. -Ari... -le dije cuando pud

Capítulo 30

No se como me dejé atrapar... esos estúpidos ni me habían visto dentro del castillo. Pero no la encontraba y para verla necesitaba dejarme coger, pues me enteré de que ella se había desmayado. Necesitaba verla pero ahora me daba cuenta del estúpido que ha sido mi plan. Aunque escaparme sería sencillo, era la única forma para demostrar que quiero ser mejor. Pequeña... lo que tengo que hacer por ti. Me senté tranquilo esperando a que llegara esa arpía llamada Reina. Aburrido contaba todas las hojas que habían en la celda cuando escuché su grito, seguido de un estruendo. -... ¡BECER! Supongo que esa sería una buena señal de que debía salir ya de aquí. Sin gran esfuerzo salí entre las rejas de hiedra venenosa, la cual conseguí que dejara de afectarme hace mucho tiempo en mis entrenamientos, despisté fácilmente a los guardias y salí de los calabozos dejándome guiar por mi intuición.  Cerré los ojos e intenté visualizarla. Empecé por los pasillos laberínticos hasta que conseg

Capítulo 29

Cruzamos el pueblo y pude ver más de cerca las casas redondeadas y todo el mundo con el que nos cruzábamos se nos quedaba mirando, supongo que eramos extraños y sentían curiosidad, pero había algunos que se pasaban de curiosos y nos tocaban las manos. Algunos habitantes tenían la piel color carne, pero otros tenían la piel azul como el cielo, otros verdes y algunos eran como un arco iris en su propia piel. Continuamos andando hasta llegar a un portón y tuvimos que parar. Los vigilantes del portón, que iban cubiertos de hojas cristalinas, nos miraron, inclinaron la cabeza y abrieron el portón. Detrás estaba la ciudadela. -Bienvenidos a la Fortaleza mis señoras. -Dijo uno de las guardias inclinándose. -Gra-gracias. -Contestamos torpemente. Todo aquello era surrealista. Aun no entendía que estaba pasando y que hacíamos nosotros allí. Cuando traspasamos las enormes puertas de enredaderas y entramos mi corazón dejó de palpitar, todo se volvió oscuro y lo último que recuerdo

Capítulo 28

Continuamos andando por un sendero, oscuro, frío, terrorífico (para Ari, parecía que ni respiraba del pánico). Me acerqué a ella y sin previo aviso le cogí de la mano. -Tranquila, todo irá bien. Estoy contigo. En todo momento. -Susurré. Su mirada agradecida y su respiración apaciguándose por mi palabras me avisó de que estaba mas tranquila. -Gracias... -le sonreí. Vi a Carlos acercarse con intención de decirnos algo tranquilizador, pero le miré sonriendo, apreté la mano de Ari y ella hizo lo mismo. Carlos a su vez se nos quedó mirando y se acercó callada a Ari y le cogió la mano. Así que decidí apartarme y me quedé un poco atrás. Los miré y me fijé en sus miradas de complicidad... no me había dado cuenta de que ellos estaban teniendo una historia, en como el siempre se acerca a ella y le aprieta la mano a Ari, en como la mira como si fuera única, cierto es que es una criatura única en su especie. Verlos así hizo que me acordara de Becer... -Carlos, ¿dónde está Becer?

Capítulo 27

No lo podía creer, ¿cómo había llegado aquí? Sólo hay una respuesta para eso... Carolina. Esa harpía, la ha traído a la boca del lobo, aquí las van a matar y no podía permitirlo... pero tenía una misión, una misión en la que no podía fallar... aunque, la misión era infiltrarme hasta nueva orden. Tenía que pensar como llevarla de nuevo a la Tierra, lejos del peligro. Sin embargo, ella era un peligro para mí. Silvia, ¿qué podía hacer contigo? Me quedé quieto cuando escuché a unos guardias correr por el pasillo que daba a la entrada, pero yo no iba a salir por la entrada, detrás del Gran Cuadro había un pasadizo que daba a la espalda del castillo. Entonces, con paso firme y sin hacer ruido salí del castillo. Era mejor así, el plan tenía que salir así, excepto mi padre nadie podía saber cual era mi nueva misión, todos debían pensar que huía de allí. Me llevaría dos días a pie llegar a la Fortaleza, así que me dirigí a los campos de los hipos de caza.