Capítulo 18

Realmente, no sabía qué pensar, pero iba a defender a toda costa la historia de los chicos, pero parecía tan irreal todo aquello... cómo los cuentos para dormir.
Aunque, cuando miraba a Becer a los ojos, él mismo se convertía en mi cuento, un cuento real, horripilante, pero a la vez un hermoso cuento de hadas...
-¿Estás bien? -Alguien me despertó de mis pensamientos. Y el roce de su piel con la mía... ahí estaba... mi cuento real.
Me giré para ver su cara.
-Antonio... pensé que te habías ido. -Mis ojos miraron hacia abajo sobrecogidos por su intensa mirada.
-No podía irme sin despedirme de ti, pero aun no me has contestado. ¿Estás bien? -volvió a preguntarme. -Te he visto muy alterada.
Pero no podía responder, ¡él había vuelto a despedirse de mí!
-¿Hola? escucha, en realidad, yo tenía que irme y sólo quería despedirme y decirte que no volveré en unos días.
-¿Ha pasado algo? -mis palabras salieron atropelladas.
-Nada en especial, unos asuntos que tengo que resolver.
-Está bien, pero ten cuidado. ¿Me lo prometes?
-Te lo prometo. -Y su promesa quedó sellada en su mirada. Se acercó a mí y me dio un suave beso en la frente.
Y se marchó sin volver la vista atrás.

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