Capítulo 16

La bola de papel que me dio en la espalda tenía tinta en algunas parte, así que, la abrí y alise el papel. Había algo escrito en él; ven al cuarto de la limpieza. Te espero.
Tampoco me sonaba la letra, así que de camino al cuartillo analicé quien podría ser la persona que me escribía para hablar conmigo... ¿Y si fuese Becer? Él se había ido a esa dirección... me dio un vuelco al corazón al imaginarme a Becer esperándome, con su media sonrisa dibujada en su cara y su pose despreocupada, sus ojos negros y profundos, con un brillo sobresaliendo de esa misma profundidad.
Me arreglé el pelo con las manos de camino hacía allí cuando justamente me lo encontré.
-¿Qué haces por aquí? -me preguntó. Entonces, el no era el que me había enviado esas notas, no sabía ahora que decirle, así que le dije una verdad a medias.
-He quedado con una amiga... -esperé a que me preguntase qué amiga, pero no llegó.
-Está bien. Adiós.
Se cruzó conmigo y siguió su camino, pero fui corriendo hacía él y lo paré agarrándole del brazo. Me miró y quedé prendida de esa mirada abrasadora que hacía que mis piernas temblasen. Me bloqueó la mente y no supe que decirle.
-Silvia... puedes hablar, ¿qué pasa? -me animó con dulzura.
-Yo... eh... -empecé, estaba quedando como una idiota y eso me hizo recordar lo que había ido a decirle. -Gracias por lo de antes, ha sido un gran gesto el haber echo eso, pero no tenías por qué hacerlo, lo sabes, ¿verdad?
-Lo sé, pero ya tenía ganas de darle un pequeño merecido, no te creas que ha sido todo por ti, eso solo es un pequeño incentivo lo que le he dado. Nada más.
Su sonrisa empezó a aparecer en su rostro, lo cual, hizo que la mía también.
-Entonces, no hay más que hablar por lo que veo, ¿no? -me dijo.
-No. No hay más que hablar.
A pesar de lo que dijo, nuestras sonrisas se ensanchaban cada vez más, pero nos separamos y seguimos por nuestro camino.
Yo me volví y él pensó en hacer lo mismo, porque le pillé parado, mirándome.
Me di la vuelta y seguí mi camino dirección al cuartillo de la limpieza. Entonces, la posibilidad de que el de las notas fuese Becer estaba descartada y la de Eugenio también, ya que a él lo habían llevado a enfermería... quitandolos a ellos como posibles enviadores de la nota, ya no me quedaba nadie o eso pensaba hasta que abrí la puerta...

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